San Jose – Entre playas de arena blanca y aguas cristalinas, la isla filipina de Mindoro, al sur de Luzón, conserva su belleza y singularidad. Precisamente esta belleza, otorgada por la naturaleza y el Creador, es un patrimonio que hay que proteger y salvar, según el Vicario Apostólico de San José en Mindoro, el padre Pablito M. Tagura SVD, misionero del Verbo Divino encargado del cuidado pastoral de las comunidades locales. En este rincón del mundo, los mares centelleantes rodeados por las exuberantes montañas de la isla, hogar de una población indígena compuesta, en su mayoría, por agricultores y pescadores, están lanzando un grito que llega hasta la conferencia COP28, donde la comunidad internacional debate «acelerar la transición de los combustibles fósiles para alcanzar la neutralidad del carbono en 2050».
Son lugares como éste, considerados por muchos, filipinos y…
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