Este maravilloso tercer día del Triduo a Santa Teresa de Jesús se centra en la alegría. Esta virtud es fundamental en la espiritualidad teresiana, destacando que la verdadera alegría proviene de saberse amado por Dios.
Santa Teresa enfatiza la importancia de mantener una alegría interior que se refleja en la convivencia comunitaria y en la vida espiritual. Sus escritos muestran cómo la alegría debe ser un componente esencial en la vida religiosa y en la relación con los demás.
Oración
La Alegría
Ambientación
La alegría es una de las notas más características de Teresa de Jesús.
Su alegría es capacidad de disfrute y onda expansiva hacia su entorno.
«Me daba el Señor gracia de dar contento
a donde quiera que estuviese, y así era muy querida.”
Es capaz de reírse de sí misma mientras escribe:
“riéndome estoy de estas comparaciones,
que no me contentan, mas no sé otras”.
El hecho mismo de ser monja es para ella una fuente de alegría.
El primer consejo que da al principiante
en la vida espiritual es: “procúrese a los principios
andar con alegría y libertad”
La alegría es ingrediente indispensable
no sólo como tónico de la vida comunitaria,
sino como factor de la espiritualidad personal.
Es lo que ella llama “alegría interior”.
La oración florece en un estado de alegría designado
con el término contentos que normalmente desembocarán
en el gozo profundo de la contemplación
que ella designa con el término de “gustos”.
Recordemos que la verdadera alegría
proviene de saberme amada por Dios;
procede del interior donde “ocurren cosas
secretas de Dios y el alma”. Experimentar que Dios me ama
me ayuda a vivir con calma, serenidad y ecuanimidad,
a estar alegre porque se que la vida es un regalo
y porque he descubierto que lo importante no cambia: “solo Dios basta”
Lectura de textos Teresianos
1. En las enfermedades mantiene la alegría y el humor:
“El estar tullida casi tres años…
todos los pasé con gran conformidad y alegría”.
“otras veces tenía males corporales mas graves
y como no tenía los del alma, los pasaba con mucha alegría”
2. Vive gozosamente su vida religiosa:
“Yo nunca supe qué cosa era descontento de ser monja,
ni un momento en 28 años y mas que ha que lo soy”
3. Disfruta con las fiestas:
“El día de nuestra Señora de la Natividad
tengo particular alegría. Cuando este día viene,
parecíame sería bien renovar los votos”
4. De fundadora pese a las increíbles molestias
en los viajes vive el gozo de hacer la voluntad de Dios:
“Habiéndome pasado grandísimo calor en el camino … yo os digo…
pareciendo se hacía algo y padecía por Dios,
iban aquellas hermanas con gran contento y alegría”
5. En sus cartas refleja su alegría:
Refiriéndose a su hermano Lorenzo:
”Riéndome estoy cómo él me envía confites, regalos y dineros, y yo a él cilicios”
A María de San José: “Riéndome estoy cómo ha de contar
hasta el agua la buena subpriora, y hará bien,
que así lo quiero, salvo lo que les dieren de regalillos de limosna
6. La alegría es una característica que define sus comunidades.
“Estilo de hermandad y recreación que llevamos juntas”
“procurad holgaros con las hermanas cuando tienen recreación…
y el rato que tienen de costumbre, aunque no sea a vuestro gusto que… todo es amor perfecto”
Oración Personal
¿Cuál es el termómetro de mi alegría interior? ¿Cómo vivo la alegría en la fraternidad?
Peticiones
Elevemos al Señor nuestra oración por intercesión de Santa Teresa.
Respondemos: “si sentimos el amor de Dios andemos alegres” (Cfr. C.40, 5).
1. Señor, acrecienta nuestro gozo vocacional
para construir la comunidad y entregarnos
solidariamente a los miembros sufrientes de Cristo. Oremos.
2. Señor, danos el contento y la alegría de vivir la Eucaristía
como escuela de comunión fraterna. Oremos.
3. Señor, fortalece nuestra alegría interior
para cualificar la vida orante y eclesial encarnada en la historia. Oremos.
4. Señor, ayúdanos a redescubrir la riqueza
de la recreación comunitaria como testimonio de hermandad,
amor, alegría y unión, oremos.
5. Señor, bendícenos para que como Teresa de Jesús,
contagiemos la alegría de la entrega a las jóvenes que sienten tu llamada. Oremos.
Oración Final
Señor, Dios nuestro, que por tu Espíritu has suscitado a Teresa de Ávila,
para mostrar a tu Iglesia el camino de la perfección,
concédenos vivir de su doctrina, y enciende en nosotros
el deseo de la verdadera santidad.
Por nuestro Señor Jesucristo. Amen.
Origen
El triduo a Santa Teresa de Jesús es una práctica devocional católica que honra la vida y enseñanzas de Santa Teresa de Ávila. Este tercer día enfocado en la alegría se origina en la visión de Santa Teresa, quien veía la alegría como un componente esencial de la vida espiritual y comunitaria. Teresa de Jesús, conocida por su carácter alegre y su capacidad de encontrar gozo en su vocación religiosa y en los desafíos de la vida, sirve como modelo para los fieles. Este enfoque en la alegría tiene sus raíces en su experiencia personal y sus escritos, donde enfatizaba la importancia de vivir con alegría como expresión de amor y gratitud hacia Dios.
Promesas
Este tercer día del triduo promete una mayor conciencia y experiencia del gozo interior que proviene de una relación profunda con Dios y el conocimiento de su amor. También fomenta una comunidad más unida y alegre, capaz de enfrentar los desafíos con un espíritu de alegría y solidaridad.
Alegría interior: Celebrando el tercer día del Triduo a Santa Teresa de Jesús
El tercer día del Triduo a Santa Teresa de Jesús celebra la alegría, una característica distintiva de esta santa. Santa Teresa de Jesús veía la alegría como esencial para la vida espiritual y comunitaria. Su capacidad de disfrutar de las pequeñas cosas y expandir esta alegría hacia su entorno era notable.
Santa Teresa encontraba alegría en su vocación y en la vida comunitaria. Incluso en momentos de enfermedad y dificultades, mantenía su alegría y sentido del humor. Esta actitud positiva y resiliente era un reflejo de su profunda fe y amor por Dios.
Teresa enseñaba que la alegría es indispensable para la vida comunitaria y espiritual. Esta «alegría interior» se manifiesta en una oración más profunda y en un gozo que nace de la contemplación y del conocimiento del amor de Dios.