Necesitamos invocar al Espíritu Santo para que ingrese a nuestro corazón. Con esta invitación sincera y hecha con fervor, lograremos que la luz celestial que nos llega desde del cielo, pueda ganarle a las tinieblas y llegue fácilmente a nuestro corazón.
La secuencia de Pentecostés, Veni Sancte Spiritus es una oración en latín, con la que la Iglesia Católica realiza la invocación al espíritu santo católico. Recuerda la primera venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles en Pentecostés, narrada en el capítulo 2 de los Hechos de los Apóstoles. Veni Sancte Spirituses una de las cuatro secuencias que se mantuvieron tras la reforma litúrgica realizada por el Concilio de Trento, y es El himno más antiguo al Espíritu Santo.
Oración
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre,
don, en tus dones espléndido,
luz que penetra las almas,
fuente del mayor consuelo,
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.
En Latín:
Veni, Sancte Spiritus,
Et emitte caelitus
Lucis tuae radium.
Veni, pater pauperum,
Veni, dator munerum,
Veni, lumen cordium.
Consolator optime,
Dulcis hospes animae,
Dulce refrigerium.
In labore requies,
In aestu temperies,
In fletu solatium.
O lux beatissima,
Reple cordis intima
Tuorum fidelium.
Sine tuo numine
Nihil est in homine,
Nihil est innoxium.
Lava quod est sordidum,
Riga quod est aridum,
Sana quod est saucium.
Flecte quod est rigidum,
Fove quod est frigidum,
Rege quod est devium.
Da tuis fidelibus
In te confidentibus
Sacrum septenarium.
Da virtutis meritum,
Da salutis exitum,
Da perenne gaudium. Amen. Alleluia.
Origen
Se atribuye a Stephen Langton ( 1150-1228), arzobispo de Canterbury, aunque también han sido considerados como sus posibles autores tanto el rey de Francia Roberto II el Piadoso (970-1031) como el Papa Inocencio III ( 1161-1216).
Promesas
Estar preparados para recibir la luz divina, la cual nos hará sentir el inmenso amor y dulzura de Nuestro Padre.
Veni Sancte Spiritus: Un canto a la venida del Espíritu Santo
Con la oración Veni Sancte Spiritus en latín recordamos la primera visita del Espíritu Santo sobre los apóstoles en Pentecostés y con la cual, hoy en día, seguimos invocamos su presencia. Hay que tomar en cuenta que esta oración forma parte de la secuencia de Pentecostés: la de Pascua, Victimae Paschali laudes; la de Pentecostés, Veni Sancte Spiritus; la de Corupus Christi, Lauda Sion Salvatorem, compuesta por Tomás de Aquino; y la muy conocida de la Misa de Difuntos, Dies irae.
Además, es el himno de las vísperas de la solemnidad de Pentecostés, aunque también puede ser cantada en otros actos en los que se necesite invocar al Espíritu Santo de forma solemne, por ejemplo: durante el rito de ordenación de los presbíteros, en el momento de la imposición de manos del Obispo, etc.
El origen de estas secuencias musicales se remonta al siglo IX, las cuales contenían frases melódicas que seguían a la exclamación Alleluia, cuyo sonido más fuerte sonaba y se prolongaba en la última sílaba. Como había dificultad para memorizarlas se le añadió un texto que rimase bien. Como información adicional te contamos que, antiguamente, la primera estrofa se debía cantar de rodillas y todas las demás de pie.
Y para entender mejor, esta secuencia musical la podemos dividir según el significado de sus estrofas: Invocación al Espíritu Santo (estrofas 1 y 2); descripción de sus atributos o cualidades (3 y 4); súplica (5); descripción de su acción de sanar, rehabilitar, perdonar, acompañar (6, 7 y 8); una súplica final para que lleve a plenitud su acción santificadora (9 y 10).
San Pablo interpreto esta oración al Espíritu Santo como: «Existen diversos dones espirituales, pero un mismo Espíritu; existen ministerios diversos, pero un mismo Señor; existen actividades diversas, pero un mismo Dios que ejecuta todo en todos.
A cada uno se le da una manifestación del Espíritu para el bien común. Uno por el Espíritu tiene el don de hablar con sabiduría, otro según el mismo Espíritu el de enseñar cosas profundas, a otro por el mismo Espíritu se le da la fe, a éste por el único Espíritu se le da el don de sanaciones, a aquél realizar milagros, a uno el don de profecía, a otro el don de distinguir entre los espíritus falsos y el Espíritu verdadero, a éste hablar lenguas diversas, a aquél el don de interpretarlas. Pero todo lo realiza el mismo y único Espíritu repartiendo a cada uno como quiere» (I Cor 12,4-11).
Si bien este canto tiene una letra original en latín, también encontramos la versión del Veni Sancte Spiritus en español, por eso, te hacemos llegar las dos versiones.
Te compartimos otras oraciones para hacerle al Espíritu Santo: “Oración al Espíritu Santo” y la “Oración del Ángelus”. También puedes ofrecer y consagrar tus días y tus acciones para obtener la bendición el Santo Padre a través de estas oraciones Oración de ofrecimiento a nuestro Señor”, “Consagración diaria a la Inmaculada”, “Oración de consagración a la Virgen María” así como pedir Su protección: “Oración para desechar lo malo”, y la “Oración para rechazar al maligno”
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