La sorpresa de un embarazo, la espera, la alegría de abrazar a una nueva criatura. Después, el choc: a un día del parto, Maria Stella Barone y su marido descubren que su tercer hijo, Emanuele, es portador del síndrome de Down. Para la mujer empieza un periodo difícil, de depresión. Se refugia en la oración pidiéndole al Señor que su hijo se cure. «El Señor escuchó mi grito de auxilio -cuenta ella-, pero se ‘equivocó’ de destinatario para el milagro. En vez de curar a mi hijo, sanó mi corazón«.
De su experiencia como madre de un niño con un cromosoma de más ha nacido un libro, Precioso a mis ojos. No se trata de una recopilación de consejos para las familias con hijos con síndrome de Down, sino del relato de las experiencias reales y concretas, y por qué no, también de las dificultades que tiene que afrontar una madre. In Terris ha hablado con ella de todo esto.
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Autor: ReL
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