A dos kilómetros al sur del Mar de Galilea, en una colina sobresaliente a 350 metros por encima de sus aguas, está la ciudad griega de Hippos, que la población de lengua aramea llamaba Sussita (que significa lo mismo, «caballo», aunque en femenino).
Es posible que cuando Jesús predicó su ejemplo de que «una ciudad en lo alto no se puede esconder» lo hiciera señalando Sussita, o teniéndola de fondo. También es posible que no entrara nunca en ella, porque en la época de Jesús, los judíos piadosos evitaban el lugar, que tenía templos paganos, gimnasios, baños y todas las cosas propias de la vida pagana griega. Pero no había duda de que la veía y conocía: estaba a unos 30 kilómetros de Nazaret.
Hippos era una de las diez ciudades de población griega al este del Jordán, la federación llamada Decápolis. La fundaron griegos seleucidas. Comercialmente, era rival de Tiberíades, la ciudad de…
Autor: Pablo J. Ginés
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