Cortesía de la edición española de Magníficat
Tres días eternos: por Enrique García Máiquez
El centro exacto de la historia de la humanidad es la pasión de nuestro Señor, su muerte y su resurrección. Para que una semana o incluso menos —porque todo (Todo) pasó en poco más de tres días— abrace por completo las vicisitudes del universo, a pesar de estar concentrado en un fugaz instante del tiempo (la Pascua judía del año 33, aproximadamente) y en un espacio geográfico muy delimitado, en Jerusalén, se tuvieron que dar los máximos extremos. Fue el episodio más terrible de la historia, y el más glorioso. El más bajo. Y el más alto. Nada queda fuera, por tanto, de sus dimensiones.
Resulta esencial entenderlo para que no pensemos que esta Semana Santa es una conmemoración 2024 veces repetida de lo que aconteció hace tantísimos años. Por el contrario, su…
Autor: redaccioninfovaticana
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