Nadie en aquella región al sur de Colorado quiso hacerse cargo del moribundo. Un hombre de Billy el Niño había resultado herido en un duelo y ninguno de los cuatro médicos de Trinidad, por entonces un pueblo perdido en la frontera del Oeste, quiso mover un dedo por él.
El valor de una monja
Sor Blandina Segale, sí. Le visitó durante varias semanas, cuidó sus heridas y le asistió espiritualmente. Pero Billy el Niño (respondía a ese nombre, aunque no se sabe bien si era el William Bonney más célebre, pues varios reivindicaban el apodo) tenía sed de venganza y volvió con su cuadrilla a Trinidad a vengar a su sicario (quien nunca se recuperaría, muriendo a los pocos meses) y matar a los cuatro médicos que se habían negado a atenderle.
Cuando vio lo que Sor Blandina había hecho por él, le dijo que le pidiese lo que quisiese. Y ella le pidió salvar la vida de esos…
Autor: ReL
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