Una cebolla cuesta 10 euros, un kilo de tomates, 15, quien encuentra un pañal paga por él 3 euros cuando en España serían solo algunos céntimos, y cuando los niños escuchan las bombas impactar a pocos metros, “siguen jugando”, como diría San Luis Gonzaga ante la muerte inminente. Es la situación en Gaza que relata el padre Gabriel Romanelli, párroco de la Sagrada Familia, en una entrevista telefónica a Vatican News. Pasados 20 meses de su refugio en la parroquia con cientos de refugiados, contempla como “se sienten abandonados por todos” pero, al mismo tiempo, “saben que sólo a Dios le importa su destino” y «el Papa León es un estímulo para resistir».
Autor: REL
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