Cada fiesta nace de nuevo cada vez que se celebra. Constituye una verdadera re-creación, como memorial que es de un conjunto de fecundas interacciones entre el hombre y las realidades más valiosas de su entorno. El hombre es envuelto nutriciamente por las fiestas si las asume de modo receptivo-activo como un encuentro que, en parte, contribuye él mismo a crear.
Toda fiesta, una vez establecida y celebrada, irradia luz sobre el sentido profundo que ostenta cada tipo de encuentro. Esta luz sólo la recibe el que está espiritualmente dispuesto a rehacer el encuentro que dio origen a ese acontecimiento festivo.
En Navidad festejamos el encuentro del Señor que “vino a los suyos” con los hombres bien dispuestos a recibirle. Navidad sella la alianza que Dios había querido establecer con los hombres desde los tiempos de la Creación. Es el gran día del encuentro entre el Dios…
Autor: Alfonso López Quintás
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Las emociones que acompañan a las crisis son a menudo descritas como una sensación similar a olas gigantes rompiendo tú alrededor. Por eso, en sus Ejercicios Espirituales, San Ignacio de Loyola proporcionaba el…
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