Autor: Pablo J. Ginés
“Ni el progresismo que se adapta al mundo, ni el tradicionalismo que añora un mundo pasado son pruebas de amor, sino de infidelidad”, ha sentenciado el Papa Francisco este martes en la homilía de la misa que celebraba los 60 años de la solemne inauguración del Concilio Vaticano II, el 11 de octubre de 1962.
Tanto el progresismo como el tradicionalismo, dijo “son egoísmos pelagianos, que anteponen los propios gustos y los propios planes al amor que agrada a Dios, ese amor sencillo, humilde y fiel que Jesús pidió a Pedro”, aseguró el Papa Francisco en su sermón.
Antes de empezar la misa solemne en sí, se leyó ante los fieles presentes algunos de los textos del Concilio.
Además, el cuerpo del Papa San Juan XXIII, que inauguró el concilio, estaba expuesto a la veneración de los fieles junto al Altar de la Confesión de la Basílica.
El Santo Padre llegó hasta el altar minutos antes de…
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