Estos días me ha tocado ser lo que popularmente se denomina un “rodríguez”, término tan popular que incluso aparece recogido así en la RAE: “Hombre casado que se queda trabajando mientras su familia está fuera, normalmente de veraneo”. Esta definición se ajusta, tal cual, a lo que he vivido durante los últimos diez días.
Pero la realidad, al menos en mi caso, es que el “rodríguez” no aspira únicamente a quedarse trabajando mientras se queda solo. Más allá de la pena de estar distante de las personas más importantes en mi vida, en mi cabeza, desde que surgió esta posibilidad en una charla con mi esposa, empezaron a bullir muchas ideas que llevaría a la práctica cuando estuviera solo y que el hecho de vivir en familia me lo impide, o al menos, me lo limita. Sería volver, en parte, a experimentar lo que era ser soltero.
Lo tenía todo claro. Durante estos…
Autor: Javier Lozano
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