El pasado domingo, en horario de máxima audiencia, MasterChef Junior, un programa emitido por RTVE, cruzó una línea imperdonable: permitir que niños imitaran un paso de baile obsceno popularizado por la cantante Aitana.
Lo que debería ser un espacio de entretenimiento sano y educativo se ha convertido en un escaparate de la degradación cultural y moral que la propia televisión pública fomenta sin ningún tipo de reparo.
La Televisión Pública: culpable y cómplice
Este espectáculo no fue un accidente. No fue algo improvisado ni un descuido en directo. Fue planeado, realizado, posproducido y emitido con total deliberación. Cada fragmento de este programa pasó por las manos de un equipo de edición, dirección y producción. Y, sin embargo, ninguna de estas personas levantó una sola alarma ante lo que estaban mostrando. ¿Qué clase de profesional considera esto adecuado…
Autor: Jaime Gurpegui
No celebres Halloween, sino quieres rendir a Satán sin saberlo.
Holywins, es la alternativa al culto a los demonios que celebramos cada primero de noviembre Tal vez muchos de nosotros hemos celebrado Halloween cuando éramos niños, porque nos parecía divertido…
Hábitos del Padre Pío que todos los católicos podemos practicar
San Pío de Pietrelcina, más conocido como el Padre Pío, nos deja unos cuantos hábitos espirituales que necesitamos conocer para tener una vida más cercana a Dios. Continúa leyendo este…
La cultura es el camino de la Nueva Evangelización
El objetivo del Papa San Juan Pablo II de involucrar a la cultura en la Nueva Evangelización fue la construcción de una civilización del amor como fuente de libertad y…