El pasado domingo, en horario de máxima audiencia, MasterChef Junior, un programa emitido por RTVE, cruzó una línea imperdonable: permitir que niños imitaran un paso de baile obsceno popularizado por la cantante Aitana.
Lo que debería ser un espacio de entretenimiento sano y educativo se ha convertido en un escaparate de la degradación cultural y moral que la propia televisión pública fomenta sin ningún tipo de reparo.
La Televisión Pública: culpable y cómplice
Este espectáculo no fue un accidente. No fue algo improvisado ni un descuido en directo. Fue planeado, realizado, posproducido y emitido con total deliberación. Cada fragmento de este programa pasó por las manos de un equipo de edición, dirección y producción. Y, sin embargo, ninguna de estas personas levantó una sola alarma ante lo que estaban mostrando. ¿Qué clase de profesional considera esto adecuado…
Autor: Jaime Gurpegui
Jacinta Marto, la pastorcita que nos enseña el valor del sacrificio
El 20 de febrero se cumplió el centésimo aniversario de la muerte de Santa Jacinta Marto, la pastorcilla de Fátima fallecida en Lisboa con sólo diez años. Todos conocemos la …
No celebres Halloween, sino quieres rendir a Satán sin saberlo.
Holywins, es la alternativa al culto a los demonios que celebramos cada primero de noviembre Tal vez muchos de nosotros hemos celebrado Halloween cuando éramos niños, porque nos parecía divertido…
Milagros Eucarísticos de los últimos años
Probar la existencia de un milagro como tal puede ser una ardua labor que ha asumido la ciencia a fin de darnos respuestas. Uno de los milagros eucarísticos que más evidenciamos…..



















