La promesa de crear relaciones estables parece tener, de raíz, una base precaria, por responder, a menudo, a un mero sentimiento, sometido a los vaivenes del tiempo y del estado anímico de cada persona. De ahí la tendencia actual a pensar que toda promesa es, de por sí, efímera, que significa etimológicamente «cosa de un día». ¿Tiene sentido hacer una promesa sin conocer de antemano los cambios que puede experimentar nuestra sensibilidad a través de los años?
La firmeza singular de las promesas
En una promesa firme, dos o más personas quedan interiormente vinculadas. ¿Qué solidez tiene esta vinculación? ¿Podrá resistir el paso del tiempo y los vaivenes del sentimiento? Una experiencia juvenil me da pie a la esperanza.
A punto de trasladarme a Múnich (Alemania), por los años 60, para preparar mis tesis de licenciatura y doctorado, el gran escritor Gonzalo…
Autor: Alfonso López Quintás
8 razones que explican por qué muchos católicos ni evangelizan ni se lo han planteado ni plantearán
Dwight Longenecker es un conocido sacerdote católico con amplia experiencia. Converso al catolicismo su camino hacia la Iglesia fue paulatino pues pasó de pastor fundamentalista protestante a evangélico de tipo carismático, luego…
La cultura es el camino de la Nueva Evangelización
El objetivo del Papa San Juan Pablo II de involucrar a la cultura en la Nueva Evangelización fue la construcción de una civilización del amor como fuente de libertad y…
Encontraron en Dios, la libertad y paz interior que tanto necesitaban
Los mensajes de Dios llegan en el momento menos esperado. Aunque muchas veces, hemos escuchado historias de conversión precedidas por fuertes acontecimientos, como accidentes o enfermedades, también existen conversiones, gracias…