Hace unos años tuve la gran providencia de Dios de poder ir a Tierra Santa. Fue un viaje inolvidable. Pude estar en los mismos sitios por lo que piso Jesús. Pero hubo un sitio entrañable en Belén, que me cautivó: la cueva de los pastores. Pudimos alabar y bendecir a Dios, en el mismo espacio en que el ángel se apareció a los pastores anunciándoles el nacimiento del Jesús. Ellos iban a ser los primeros testigos del acontecimiento que ha cambiado la historia de la humanidad, y que es la salvación para cada hombre y mujer, pequeño y mayor, pobre y rico. En definitiva, Dios ha entrado en tu historia, en la que puede haber tristeza y gozo, alegría y pena, amor y desconfianza, para darle una plenitud nueva.
Autor: Belén Sotos
El mundo necesita discípulos católicos contraculturales
¿Qué hay de ti y de mí? ¿Has muerto al pecado? ¿Vives para Dios? ¿Persigues la santidad? ¿Estás rezando íntimamente todos los días? ¿Proclamas el Evangelio? Estas son algunas de…
Milagros Eucarísticos de los últimos años
Probar la existencia de un milagro como tal puede ser una ardua labor que ha asumido la ciencia a fin de darnos respuestas. Uno de los milagros eucarísticos que más evidenciamos…..
Comulgar en la boca en época de pandemia
Te queremos compartir este artículo del Padre Ángel María Rojas, S.J. escrito en agosto del 2020, donde nos explica cómo comulgar en la boca, sobre todo, en estos tiempos de…



















