Además de su discurso a las autoridades, el gran acto de Francisco en su jornada en Luxemburgo ha sido su encuentro con la comunidad católica del país, al que quiso asistir el Gran Duque Enrique. El acto tuvo lugar en la catedral de Notre-Dame, a cuya finalizacion emprendió camino a Bélgica.
La inmigración fue el tema nuclear de sus palabras a los presentes, tras escuchar el testimonio de vida y fe de tres de ellos: «En el Antiguo Testamento, hay como un estribillo que se repite y se repite tantas veces: la viuda, el huérfano y el extranjero. Tener compasión de los abandonados. En aquel tiempo las viudas y los huérfanos eran abandonados, como también los extranjeros, los migrantes. Los migrantes son parte de la Revelación«.
La reflexión del Papa se centro en tres palabras: servicio, misión y alegría.
«Yo, desde el servicio, quisiera encomendarles un aspecto que hoy…
Autor: ReL
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