A la Iglesia, cuerpo místico, le duele en especial una llaga infringida como en su cuerpo humano (cf. 1Co 12,12). Por haber sido una herida ignorada o deliberadamente oculta nos parece ahora “nueva” y, por ello, es aún más sangrante. Estamos ante el pecado más vil y en el terreno más exclusivo de la “vida en el Espíritu”, allí donde pensamos que la santidad de un hijo de Dios está a salvo.
Autor: Pere Montagut Piquet
Articulo Juan Manuel de Prada ‘Un Poco de Paciencia’
Terminábamos nuestro artículo anterior con una observación muy atinada de Concepción Arenal, que nos alertaba sobre los males más pavorosos, que no son los que «las leyes condenan y la…
Los 12 pasos que nos llevan a la esclavitud del orgullo, según San Bernardo
El orgullo es un pecado que puede manifestarse de diversas formas y llevarnos por un camino de autodestrucción espiritual. Continúa leyendo este artñiculo para conocer cuales son los pasos que…
Comulgar en la boca en época de pandemia
Te queremos compartir este artículo del Padre Ángel María Rojas, S.J. escrito en agosto del 2020, donde nos explica cómo comulgar en la boca, sobre todo, en estos tiempos de…