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Moscú – “Las hostilidades armadas en Ucrania, los sufrimientos de la población de ese país y -aunque no sean comparables- los de Rusia, suscitan preguntas y ‘reclamos’ hacia Dios, hacia la Iglesia, además de dudas sobre el sentido de la vida, así como odio y rabia. En esta situación de polarización, los correligionarios son percibidos a veces como ‘enemigos’. Por eso es importante: La oración por la paz en el espíritu de la consagración de Ucrania y Rusia por el Papa Francisco al Corazón Inmaculado de María, que ha sido recibida por algunos ortodoxos como un signo importante, porque, como siempre en circunstancias extremas, la conciencia de la propia impotencia nos da la posibilidad de poner nuestras esperanzas en Dios con mayor conciencia, para redescubrir la fuerza y la importancia de la oración, que en muchos casos se convierte en la única respuesta…