Reza el dicho, y con razón, que “lo bueno, si es breve, dos veces bueno”. La brevedad, en lo que se refiere a la vida del espíritu, implica robustez y profundidad. Otro afirma que “mucho ruido y pocas nueces”. Es decir, debajo de una abundante narrativa al momento de escribir –o de hablar– suele haber poca teoría y rigor.
Autor: Germán Masserdotti
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