El Espíritu hace posible que el hombre pueda poseer una tierra, hable una misma lengua, tenga un mismo corazón y viva en comunión con el prójimo, con su semejante.
En este sentido, Dios en el origen crea al hombre en comunión perfecta con Él y con los demás. Yahvé concede al hombre una tierra nueva en la que poder habitar. Esta tierra construida por manos humanas con elementos de la propia tierra: la piedra y la argamasa, es el lugar donde el hombre puede, hablando una sola lengua, entrar en comunicación con lo que le rodea. Pero el hombre que está herido por el pecado quiere establecer un nuevo modo en el que habitar en esa tierra. Produce ladrillo y alquitrán que le van a llevar de nuevo al pecado y la esclavitud. La piedra le permitía vivir en libertad con el otro. El ladrillo y el alquitrán, que desprende un fuerte olor, no le permiten una vida en sintonía con el…
Autor: Un camino de fe
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