El propio Benedicto XVI, que consagró su tesis doctoral a san Agustín, y a quien consideraba como «el padre más grande de la Iglesia latina», afirmará que la atención del santo «por la vida espiritual, por el misterio del yo, por el misterio de Dios que se esconde en el yo, es algo extraordinario, sin precedentes, y permanece para siempre como una cumbre espiritual».
Autor: Roberto Esteban Duque
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