Con indignación, pero no con sorpresa, fuimos testigos de la sórdida ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos. Fue inadecuada, obscena, blasfema, cargada de ideología y de mensajes execrables… Una de las cosas que ha quedado clara es ese afán desmedido de distorsionar el pasado y convertirlo en parodia, de narrar una Historia desfigurada y mostrenca que será reemplazada por lo novedoso, siempre mejor, con un ansia demoníaca de transgresión y originalidad. Toda una declaración de principios mediante una liturgia muy bien orquestada.
Así, se nos presenta la idea de que nosotros, los «actuales», vamos a crear una Tierra y unos Cielos nuevos. Porque hasta ahora, la Historia de Occidente, la Historia del hombre sobre la tierra, sólo ha sido maldad y desatino. La metafísica, la ley natural, el concepto de persona, el concepto de familia, el principio de autoridad, las…
Autor: José Carlos Súbtil
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