Los juicios duros sobre los demás están intrínsicamente relacionados con la falta de confesión del que juzga. Ahí queda eso.
Cuanto más duras (y frecuentes) son las palabras que salen de mi boca significa que menos veces me arrodillo en un confesionario para declararme pecador necesitado de Misericordia.
Si señalo, juzgo y condeno alegremente, lo hago porque considero -aun sin ser consciente- que estoy por encima de todos aquellos a los que enjuicio y, por supuesto, no me considero necesitado de misericordia y perdón. Yo soy bueno, los demás malos. Yo soy listo, los demás tontos.
Y me voy transformando en una máquina de juzgar y criticar y acabo -misteriosamente para mí- muy solo.
Y me convierto en un verdadero experto en decirle a los demás lo que deben hacer con su vida sin que me hayan pedido consejo, al igual que en un gran solucionador de cualquier problema sin…
Autor: Gonzalo de Alvear
No celebres Halloween, sino quieres rendir a Satán sin saberlo.
Holywins, es la alternativa al culto a los demonios que celebramos cada primero de noviembre Tal vez muchos de nosotros hemos celebrado Halloween cuando éramos niños, porque nos parecía divertido…
Jacinta Marto, la pastorcita que nos enseña el valor del sacrificio
El 20 de febrero se cumplió el centésimo aniversario de la muerte de Santa Jacinta Marto, la pastorcilla de Fátima fallecida en Lisboa con sólo diez años. Todos conocemos la …
Mitos sobre el yoga, el budismo y otras prácticas espiritistas que te alejan de Dios
El padre Luzón advierte sobre los posibles peligros y consecuencias de involucrarse en estas prácticas desde una perspectiva cristiana. ¡Continúa leyendo y no te pierdas los detalles sobre los mitos…