Seréis como dioses” (Gen. 3,5). Esta promesa, cuyo eco persiste a lo largo de toda la historia de la humanidad, es una de las pruebas del sello de la divinidad en el ser humano: ninguna otra especie puede sentirse tentado ni motivado por esa aspiración; ningún ser vivo, salvo el ser humano, se atreve a ser dios.
Esta tentación tiene distintas ramificaciones, la primera es la de ser el creador de los valores. Por ello, con acierto Nietzsche decía que, tras la muerte de Dios, – más bien del asesinato-, el Superhombre debía ocupar su lugar y establecer qué es el bien y el mal. En el siglo XX, que quiso crear paraísos terrenales, ya conocimos las terribles consecuencias de esa mutación de los valores con cientos de millones de víctimas.
Otra derivación de esa tentación es la de crear la realidad, tal como podemos leer en algunas obras de literatura. A título de…
Autor: Por mí, que no quede
Comulgar en la boca en época de pandemia
Te queremos compartir este artículo del Padre Ángel María Rojas, S.J. escrito en agosto del 2020, donde nos explica cómo comulgar en la boca, sobre todo, en estos tiempos de…
Impresionantes evidencias de la presencia de Dios en el vino y el pan
Desde hace muchos años han ocurrido manifestaciones de Dios en el momento de la eucaristía. Se han desencadenado una serie de fenómenos, en diversos países de todo el mundo que…
Articulo Juan Manuel de Prada ‘Un Poco de Paciencia’
Terminábamos nuestro artículo anterior con una observación muy atinada de Concepción Arenal, que nos alertaba sobre los males más pavorosos, que no son los que «las leyes condenan y la…



















