¡Válgame Dios, y con cuánta gana debes de estar esperando ahora, lector ilustre o bien plebeyo, este recado, creyendo hallar en él venganzas y vituperios del autor de El cautivo, de ese titiritero moderno que dicen que se engendró en Madrid y nació en Chile! Pues en verdad que no te he de dar ese contento, que, aunque los agravios despiertan la cólera hasta en los más humildes pechos, en el mío ha de padecer excepción esta regla. Quisieras tú que lo pusiera de asno, de mentecato, de atrevido, pero no me pasa por el pensamiento; castíguele su pecado, con su pan se lo coma y allá se lo haya.
Autor: Enrique Álvarez
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