Este quinto día de la Novena de los Aguinaldos al Niño Dios se centra en la vida de María durante el embarazo, permitiendo comprender mejor la grandeza de este misterio y la profunda conexión entre madre e hijo.
La vida de expectativa y preparación de María se presenta como modelo para nuestra vida cristiana, invitándonos a vivir en constante preparación para recibir la gracia de Dios.
Oración
Por la señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos Señor Dios Nuestro,
en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo, amén.
Rezamos un Pésame
Pésame, Dios mío,
y me arrepiento de todo corazón
de haberos ofendido.
Pésame por el infierno que merecí
y por el cielo que perdí
pero mucho más me pesa,
porque pecando ofendí
a un Dios tan bueno
y tan grande como Vos.
Antes querría haber muerto
que haberos ofendido;
y propongo firmemente no pecar más
y evitar todas las ocasiones
próximas de pecado. Amén.
Quinto Día
Ya hemos visto la vida que llevaba el Niño Dios en el seno de su purísima Madre. Veamos hoy también la vida que llevaba María durante el mismo espacio de tiempo. Necesidad hay de que nos detengamos en ella si queremos comprender, en cuanto es posible, los sublimes misterios de la Encarnación y el modo como hemos de corresponder a ellos.
María no cesaba de desear el momento en que gozaría de esa visión beatífica terrestre: la faz de Dios encarnado. Estaba a punto de ver aquella faz humana que debía iluminar el cielo durante toda la eternidad.
Iba a leer el amor filial en aquellos mismos ojos cuyos rayos debían esparcir para siempre la felicidad en millones de elegidos. Iba a ver aquel rostro todos los días, a todas horas, a cada instante durante muchos años. Iba a verle en la ignorancia aparente de la infancia, en los encantos particulares de la juventud en la serenidad reflexiva de la edad madura.
Haría todo lo que quisiese de aquella faz divina; podría estrecharla contra la suya con toda la libertad del amor materno; cubrir de besos los labios que debían pronunciar la sentencia a todos los hombres; contemplarla a su gusto durante su sueño o despierta, hasta que la hubiese aprendido de memoria. ¡Cuán ardientemente deseaba ese día!
Tal era la vida de expectativa de María; era inaudita en sí misma, mas no por eso dejaba de ser el tipo magnífico de toda vida cristiana. No nos contentemos con mirar a Jesús en María; pensemos que en nosotros también reside, por esencia, potencia y presencia. Jesús nace continuamente en nosotros por las buenas obras que hacemos en estado de gracia; de manera que el alma que se halla en gracia es un seno perpetuo de María, un Belén interior sin fin.
Después de la Comunión, Jesús habita en nosotros durante algunos minutos, real y sustancialmente como Dios y como hombre, .porque el mismo Niño que estaba en María está también en el Santísimo Sacramento. ¿Qué es todo eso sino una participación de la vida de María durante esos maravillosos meses, y una expectativa tan llena de delicias como la suya?.
Promesas
El Niño Jesús escucha las oraciones de los que lo veneran con fe y les concede gracias especiales. Algunas de las promesas más comunes incluyen:
- Aumento de la fe y la esperanza.
- Fortalecimiento de la devoción a la Virgen María.
- Crecimiento en el amor a Dios y al prójimo.
- Alcanzar la gracia de Dios.
Origen
La Novena al Niño Dios es una devoción popular que se originó en México en el siglo XVIII. Se reza durante nueve días previos a la Navidad, con el objetivo de preparar el corazón para el nacimiento de Jesús. Cada día se dedica a un aspecto específico de la vida de Jesús o María durante el embarazo.
Quinto Día de la Novena de los Aguinaldos al Niño Dios: Esperanza y la vida de María
La Novena al Niño Dios es una hermosa tradición de devoción que nos invita a sumergirnos en la contemplación de la vida de la Virgen María durante el tiempo en que llevaba en su seno al Niño Jesús. Cada uno de los nueve días de la novena nos permite adentrarnos en los misterios de la Encarnación y nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre cómo podemos responder a ellos en nuestra propia vida.