A través de la oración Maria Madre Mia de Santa Faustina invocamos la protección maternal de la Virgen María, brindándonos un escudo espiritual contra las dificultades y peligros de la vida.
La intercesión de nuestra Virgen María fortalece la fe y la confianza en Dios, ayudando a superar dudas y momentos de oscuridad espiritual.
Oración
Oh María, Madre mía, Te ruego humildemente,
cubre mi alma con Tu manto virginal
en este momento tan importante de mi vida, para que así,
me haga más agradable a Tu Hijo y pueda glorificar
dignamente la misericordia de Tu Hijo delante del mundo entero
y durante toda la eternidad (Diario, 220).
Origen
Esta oración fue recibida por Santa Faustina Kowalska, una monja polaca a quien Jesús y la Virgen María concedieron numerosas revelaciones y visiones místicas. Sor Faustina registró esta plegaria en su Diario en 1935, después de una aparición de la Madre de Dios.
Promesas
La Virgen María promete cubrir y proteger espiritualmente al alma que recibe esta oración en momentos importantes. Ella intercederá para que el alma sea más agradable a los ojos de su Hijo Jesucristo. Otorgará la gracia de glorificar y dar testimonio de la Divina Misericordia ante el mundo entero, ahora y por toda la eternidad.
Oración María Madre mía: Una maravilla espiritual de Santa Faustina Kowalska
La oración María, Madre mía es una preciosa joya espiritual recibida por Santa Faustina Kowalska a través de una visión de la Santísima Virgen. Esta sencilla pero poderosa plegaria se ha convertido en un medio de consuelo y fortaleza para innumerables almas que atraviesan momentos de tribulación y necesidad.
En su Diario, la humilde religiosa polaca relata cómo, en 1935, la Madre de Dios se le apareció y le regaló esta oración, pidiéndole que la difundiera por el mundo. La Virgen María prometió a Santa Faustina que cubriría con su manto virginal a quienes invocaron su protección en momentos cruciales de sus vidas.
Los beneficios de esta plegaria son verdaderamente asombrosos. En primer lugar, la Madre de Dios se compromete a brindar una protección espiritual especial al alma que la rece, amparándola bajo su manto maternal. Esto resulta de gran consuelo para quienes se sienten vulnerables o desamparados.
Además, la Virgen promete interceder para que el alma que invoque su auxilio sea más agradable a los ojos de su Hijo Jesucristo. Esta gracia es invaluable, pues nos acerca más al Corazón de Cristo y nos preparamos para recibir sus hechos con mayor disponibilidad.
Pero quizás la promesa más extraordinaria de esta oración es la de otorgar la gracia de glorificar y dar un poderoso testimonio de la Divina Misericordia, ahora y por toda la eternidad. Esto significa que quienes oren esta plegaria recibirán el don de ser testigos vivos de la infinita compasión de Dios ante el mundo.
En definitiva, la Oración María, Madre mía de Santa Faustina es un tesoro espiritual que nos permite invocar el amparo y la intercesión de la Madre de Dios, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida. Es una plegaria que nos brinda refugio, fortaleza y la gracia de una unión más íntima con Jesucristo.
Las palabras de Santa Faustina revelan un alma consciente de su propia debilidad y necesidad de la gracia divina. Al dirigirse a María como «Madre mía», expresa una profunda confianza filial, reconociendo en ella la ternura y el poder de una madre amorosa.
La súplica central de la oración, «cubre mi alma con Tu manto virginal», implora la protección maternal de María. El manto simboliza no solo resguardo físico, sino también pureza espiritual. Al pedir ser cubierta por el manto virginal, Santa Faustina busca ser preservada de las tentaciones y pecados que podrían alejarla de Dios.