Esta maravillosa oración Madre de Dios de Santa Faustina tiene el poder de fortalecer el alma para soportar el sufrimiento. La Virgen María promete enseñar a quienes la recen cómo sufrir y amar en medio del dolor.
Es una oración que busca infundir fortaleza y gracia a las almas que atraviesan por momentos difíciles o de gran tribulación. Además, la Madre de la Gracia se compromete a enseñar a quienes rezan esta plegaria cómo vivir más cerca.
Oración
Oh Madre de Dios, Tu alma estuvo sumergida en el mar de amargura,
mira a Tu niña y enséñale a sufrir y a amar en el sufrimiento.
Fortalece mi alma, para que el dolor no la quebrante.
Madre de la gracia, enséñame a vivir en Dios (Diario, 315).
Origen
La Oración Madre de Dios de Santa Faustina Kowalska se encuentra en el Diario de Santa Faustina, específicamente en la entrada número 315. Santa Faustina, conocida como la «Apóstol de la Divina Misericordia», recibió esta oración directamente de Jesús y la escribió en su diario.
Promesas
La Virgen María se comprometió a asistir espiritualmente a quienes recen esta oración con devoción. Les otorgará la gracia de saber sufrir y amar en medio del sufrimiento, les fortalecerá para que el dolor no quebrante sus almas, y les concederá vivir más cerca.
Oración Madre de Dios: Fortaleza y consuelo en el sufrimiento
La Oración Madre de Dios, recibida por Santa Faustina Kowalska en una visión de la Virgen María, es un tesoro espiritual lleno de consuelo y promesas para quienes atraviesan momentos de sufrimiento y tribulación.
Esta plegaria, plasmada en el Diario de Santa Faustina en 1935, refleja la profunda compasión de la Madre de Dios por el dolor de la humanidad. En ella, la Virgen María se compromete a asistir espiritualmente a quienes la invocan con devoción.
Uno de los principales beneficios de esta oración es el fortalecimiento del alma para soportar el sufrimiento. La Madre de la Gracia promete enseñar a quienes la rezan cómo sufrir y amar en medio del dolor, para que éste no quebrante sus almas.
Además, la Virgen se compromete a conceder la gracia de una vida más unida a Dios. Es decir, quienes oren esta plegaria obtendrán la bendición de vivir más cerca del Señor, incluso en tiempos de prueba y tribulación.
Las palabras de la oración, rebosantes de ternura y confianza, se convierten en un bálsamo para el alma en momentos de tribulación. La Virgen María, como Madre amorosa y protectora, se presenta como guía y amparo, invitándonos a refugiarnos en su regazo misericordioso.
Al recitar la oración, abrimos nuestro corazón a la gracia de Dios, permitiendo que su amor y misericordia fluyan en nuestras vidas. La intercesión de la Virgen María, poderosa y llena de compasión, nos acerca a la fuente de toda bondad, permitiéndonos obtener el consuelo y la fortaleza que necesitamos para afrontar las adversidades.
La Oración Madre de Dios nos invita a crecer en el amor, tanto a Dios como al prójimo. La contemplación del amor materno de la Virgen nos inspira a cultivar la compasión, la empatía y la misericordia en nuestro interior, transformándonos en instrumentos de paz y bondad en el mundo.
Esta oración, nacida de la profunda espiritualidad de Santa Faustina, se convierte en un legado de fe y esperanza para las generaciones venideras. Su mensaje de consuelo y fortaleza resuena a través del tiempo, invitándonos a encontrar refugio en el amor misericordioso de Dios, especialmente en los momentos más difíciles.
La oración puede recitarse en cualquier momento y lugar, con un corazón sincero y abierto a la gracia de Dios. Se recomienda buscar un espacio tranquilo y silencioso para concentrarse en las palabras y sentir la presencia de la Virgen María.