El Octavo Día de la Novena de los Aguinaldos al Niño Dios se centra en la experiencia de José y María al llegar a Belén en busca de hospedaje, pero enfrentando el rechazo debido a la ocupación de los mesones y su propia pobreza.
A pesar de las dificultades, este día invita a reflexionar sobre la paz interior y la confianza en Dios que José y María mantenían en medio de las adversidades. A través del ejemplo de José y María, aprendemos a aceptar las dificultades como oportunidades para crecer en humildad y fortaleza espiritual. Nos anima a no dejar que las circunstancias externas perturben nuestra paz interior y a confiar en que Dios está presente incluso en los momentos de mayor adversidad.
Oración
Por la señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos Señor Dios Nuestro,
en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo, amén.
Rezamos un Pésame
Pésame, Dios mío,
y me arrepiento de todo corazón
de haberos ofendido.
Pésame por el infierno que merecí
y por el cielo que perdí
pero mucho más me pesa,
porque pecando ofendí
a un Dios tan bueno
y tan grande como Vos.
Antes querría haber muerto
que haberos ofendido;
y propongo firmemente no pecar más
y evitar todas las ocasiones
próximas de pecado. Amén.
Octavo Día
Llegan a Belén José y María buscando hospedaje en los mesones pero no lo encuentran, ya por hallarse todos ocupados, ya porque se les desecha a causa de su pobreza. Empero, nadie puede turbar la paz interior de los que están fijos en Dios. Si José experimentaba tristeza cuando era rechazado de casa en casa, porque pensaba en María y en el Niño, sonreía también con santa tranquilidad cuando fijaba la mirada en su casta esposa.
El Niño, aún no nacido, regocijábase en aquellas negativas que eran el preludio de sus humillaciones venideras. Cada voz áspera, el ruido de cada puerta que se cerraba ante ellos era una dulce melodía para sus oídos. Eso era lo que había venido a buscar. El deseo de esas humillaciones era lo que había contribuido a hacerle tomar forma humana.
¡Oh Divino Niño de Belén! Estos días que tantos han pasado en fiestas o diversiones o descansando muellemente en cómodas y ricas mansiones, han sido para vuestros padres unos días de fatiga y vejaciones de toda clase.
¡Ah! El espíritu de Belén es el de un mundo que ha olvidado a Dios ¿Cuántas veces no lo ha sido también el nuestro? ¿No cerramos continuamente con ruda ignorancia la puerta a los llamamientos de Dios, que nos invita a convertirnos o a santificarnos o a conformarnos con su voluntad? ¿No hacemos mal uso de nuestras penas, desconociendo su carácter celestial, aunque cada una, a su modo, lo lleva grabado en sí? Dios viene a nosotros muchas veces en la vida, pero no conocemos su faz, no le conocemos sino cuando nos vuelve la espalda y se aleja, después de nuestra negativa.
Pónese el sol del 24 de Diciembre detrás de los tejados de Belén y sus últimos rayos doran la cima de las rocas escarpadas que le rodean. Hombres groseros codean rudamente al Señor en las calles de aquella aldea oriental, y cierran las puertas al ver a su Madre. La bóveda de los cielos aparece purpurina por encima de aquellas colinas frecuentadas por los pastores. Las estrellas van apareciendo una tras otra. Algunas horas más y aparecerá el Verbo Eterno.
Promesas
- Alcanzar la gracia de la conversión: Se pide por la gracia de la conversión, para alejarse del pecado y acercarse a Dios.
- Protección y bendición del Niño Dios: El Niño Dios protege y bendice a quienes lo veneran con fe y devoción.
- Paz y consuelo en momentos difíciles: Se invoca la paz y el consuelo del Niño Dios en momentos de dificultad y sufrimiento.
Origen
La Novena al Niño Dios es una devoción popular que se originó en México en el siglo XVIII. Se reza durante nueve días previos a la Navidad, con el objetivo de preparar el corazón para el nacimiento de Jesús. Cada día se dedica a un aspecto específico de la vida de Jesús o María durante el embarazo.
Octavo Día de la Novena al Niño Dios: Aceptación y Paz en Medio de las adversidades
La Novena al Niño Dios es una práctica espiritual que nos prepara para celebrar el nacimiento de Jesús. Cada uno de los nueve días de la novena ofrece una oportunidad de reflexionar sobre aspectos significativos de la historia del nacimiento de Jesús y aplicar sus enseñanzas a nuestras vidas.