El octavo día de la Novena a San José se centra en la historia de Jesús perdido en Jerusalén durante la peregrinación de la Sagrada Familia a la fiesta de la Pascua.
Este episodio bíblico nos ofrece una valiosa oportunidad para reflexionar sobre la paternidad de San José, su fe inquebrantable y su confianza en la voluntad de Dios.
Oración
Por la señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos Señor Dios Nuestro,
en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo, amén.
Pedimos perdón al Señor por nuestras faltas, y la intercesión de San José para alcanzar las gracias solicitadas.
Padre bueno, que me das la vida y deseas nuestra salvación,
vengo a tus pies, cansado del camino, apenado por mis pecados,
y necesitado de tu auxilio. Reconozco haber faltado contra tu amor
y el amor a los hombres. Te pido por la intercesión de San José,
del amor de nuestra Madre la Virgen María y de tu Hijo Jesús, mi Salvador, que perdones mis pecados,
y me guíes para vivir en tu amistad. Amén.
Oración Inicial para todos los días
San José, tu poder sabe hacer posibles las cosas imposibles,
ven en mi ayuda en estos momentos de angustia y dificultad.
Toma bajo tu protección las situaciones tan graves y difíciles que te confío,
para que tengan una buena solución. (Se hace la Petición)
Mi amado Padre, toda mi confianza está puesta en ti.
Que no se diga que te haya invocado en vano y,
como puedes hacer todo con Jesús y María,
muéstrame que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén
Octavo día: Jesús se pierde en Jerusalem
Al terminar los días de la fiesta, mientras ellos regresaban el Niño Jesús se quedó en Jerusalem. Sin que José lo supiera ni tampoco su madre, después de tres días lo hallaron en el templo, sentado en medio de los maestros de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Lucas capítulo 2 Versículos 43, 46 y 47.
Comentarios
Sentí mucha angustia en mi corazón. Dios mismo me había confiado la tarea de ser Padre de su hijo, y yo no podía ahora encontrar a Jesús.
A veces tememos haber actuado mal, creemos que fallamos y en nuestro interior sentimos el silencio de Jesús, pero si volvemos al camino, si continuamos haciendo lo que sabemos que debemos hacer él siempre estará esperándonos, nos da su perdón, su confianza y nos llena de su amor.
Promesas
San José es considerado el protector de la Sagrada Familia y, por extensión, de todas las familias. Se le invoca para que interceda por la unidad, la paz y el bienestar familiar.
Origen
La devoción al octavo día de la Novena a San José se remonta a la época medieval, cuando se popularizaron las novenas como forma de preparación espiritual para diversas festividades religiosas. La elección del octavo día como un día especial para honrar a San José se basa en la creencia de que Jesús fue encontrado en el templo el octavo día después de su pérdida.
San José, Padre protector en el octavo día de la Novena a San José
El camino de la fe no siempre es fácil. A lo largo de nuestra vida, nos encontramos con momentos de duda, desorientación y angustia. El octavo día de la Novena a San José nos invita a reflexionar sobre uno de estos episodios: la pérdida de Jesús en Jerusalén durante la peregrinación de la Sagrada Familia.
En este relato bíblico, encontramos a San José, padre adoptivo de Jesús, sumido en la angustia al no encontrar a su hijo. La imagen de José recorriendo las calles de Jerusalén, desesperado por encontrar a Jesús, nos conmueve y nos recuerda las propias batallas que enfrentamos en la vida.
La pérdida de Jesús en Jerusalén pone a prueba la fe de José y María. Sin embargo, ellos confían en la voluntad de Dios y no se dejan vencer por la desesperación. Este episodio nos enseña a confiar en la providencia divina, a creer que Dios tiene un plan para nosotros incluso en los momentos más oscuros.