El séptimo día de la Novena a la Divina Misericordia es una oportunidad para renovar y fortalecer la vida espiritual de los creyentes. Ayuda a profundizar la confianza en la misericordia de Dios ya buscar una relación más íntima con Él.
La Novena a la Divina Misericordia nos brinda consuelo y paz en los momentos difíciles, también nos ayuda a obtener el perdón de nuestros pecados.
Oración
“Hoy tráeme las almas que especialmente veneran y glorifican mi misericordia y sumérgelas en mi misericordia. Estas almas compartieron los sufrimientos de mi Pasión y penetraron en mi espíritu más profundamente que ninguna otra. Son vivo reflejo de mi compasivo corazón, y brillarán con esplendor especial en la vida futura. Ninguna de ellas sufrirá el tormento del fuego del infierno, porque las defenderé con particular empeño a la hora de la muerte.”
Misericordiosísimo Jesús, cuyo corazón es el amor mismo,
acoge en el seno de tu piadosísimo Corazón a las almas de aquellos
que de una manera especial alaban y honran
la grandeza de Tu misericordia. Dótalas con el poder de Dios
y en medio de las dificultades y aflicciones haz que sigan adelante,
confiadas en tu misericordia; y unidas a ti, Oh Jesús,
cargan sobre sus hombros el peso de toda la humanidad;
y por ello no serán juzgadas con severidad, sino que tu misericordia
las protegerá especialmente cuando llegue la hora de la muerte.
Padre Eterno, vuelve tu mirada hacia las almas que alaban
y honran tu Supremo Atributo, la misericordia infinita,
y que están protegidas dentro del muy compasivo Corazón de Jesús.
Estas almas son un Evangelio viviente,
sus manos están rebosantes de obras de misericordia y sus corazones,
desbordantes de alegría, entonan cánticos de alabanza a ti,
Altísimo Señor, exaltando tu misericordia.
Te lo suplico Señor: Muéstrales tu misericordia,
de acuerdo con la esperanza y confianza que en ti depositan.
Que se cumpla en ellas la promesa hecha por Jesús;
“A las almas que veneran mi infinita Misericordia,
las protegeré durante toda su vida, como a mi propia gloria,
y muy especialmente, en la hora de la muerte.” Amén. (Diario 62-63)
Promesas
Jesús prometió varias gracias y bendiciones a aquellos que realizaran la Novena a la Divina Misericordia con fe y devoción. En el séptimo día de la novena, se busca especialmente la misericordia para los fieles devotos del Santísimo Sacramento y la Virgen María. Jesús ha prometido proteger y derramar bendiciones sobre aquellos que veneran su misericordia y buscan su intercesión a través de la oración.
Origen
La Novena a la Divina Misericordia se basa en las revelaciones privadas de Jesús a Santa Faustina Kowalska, una monja polaca del siglo XX, quien experimentó visiones y revelaciones divinas. Según Santa Faustina, Jesús le pidió que difundiera el mensaje de su Divina Misericordia y estableciera una fiesta en honor a ella.
El séptimo día de la Novena a la Divina Misericordia: Un encuentro transformador con la misericordia Divina
En el corazón de la fe católica, se encuentra la creencia en la infinita misericordia de Dios, un amor incondicional que abraza a todos los seres humanos. Una devoción que ha capturado la atención y los corazones de muchos creyentes es la Novena a la Divina Misericordia, una serie de nueve días de oración y reflexión.
Entre estos días, el séptimo destaca como un encuentro transformador con la misericordia divina, donde las promesas y bendiciones se hacen tangibles para aquellos que participan con fe y devoción.
El día 7 de la Novena a la Divina Misericordia es un momento especial de encuentro con la misericordia de Dios. Al dedicar este día a la oración y reflexión, los creyentes pueden experimentar una serie de beneficios significativos. En primer lugar, se busca obtener la misericordia de Dios y experimentar su gracia y perdón. La misericordia divina se derrama sobre aquellos que confían y se acercan a Dios con un corazón arrepentido y humilde.