En el cuarto día de la Novena a la Divina Misericordia se pide a Dios por la conversión de aquellos que aún no han encontrado la fe o que la han perdido.
De esta misma manera, se busca que la luz de la fe llegue a todos los corazones, incluso a los más alejados de Dios. Es por esto que, se invita a los fieles a ser instrumentos de la misericordia divina para alcanzar a los que no creen.
Oración
“Hoy tráeme a los que no creen en mí y a los que todavía no me conocen. Pensaba en ellos durante las angustias de mi Pasión, y su futuro fervor sirvió de consuelo a mi Corazón. Sumérgelos en la inmensidad de mi misericordia.”
Misericordiosísimo Jesús, Tú que eres la Luz del género humano,
recibe en la morada de tu corazón lleno de compasión,
a las almas de aquellos que todavía no creen en ti, o que no te conocen.
Que los rayos de tu gracia los iluminen para que también,
unidos a nosotros, ensalcen tu maravillosa misericordia;
y no los dejes salir de la morada de tu corazón desbordante de piedad.
Padre Eterno, vuelve tu piadosa mirada hacia las almas de aquellos
que no creen en tu Hijo y hacia a las de aquellos que todavía
no te conocen pero que están presentes en el muy Compasivo Corazón de Jesús.
Aproxímalas a la luz del Evangelio.
Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte.
Concédeles que también ellos ensalcen la generosidad de tu misericordia
por los siglos de los siglos. Amén. (Diario lll, 60)
Promesas
«Acoge en la morada de tu piadosísimo Corazón a las almas de aquellos que no creen en Dios y de aquellos que todavía no me conocen. Que los rayos de tu gracia las iluminen para que también ellas unidas a nosotros, ensalcen tu misericordia admirable y no las dejes salir de la morada de tu compasivísimo Corazón». (Diario, 1784)
Origen
La Novena a la Divina Misericordia fue revelada a Santa Faustina Kowalska, una monja polaca, en el año 1935. Jesús le pidió a Santa Faustina que rezara una novena por los pecadores, prometiéndole grandes gracias para aquellos que la hicieran con fe y confianza. Las promesas de Jesús a Santa Faustina se encuentran en su diario, que ha sido traducido a muchos idiomas y es una fuente importante de información sobre la Divina Misericordia.
Sanación y perdón: Abrirse a la misericordia divina en el día 4 de la Novena a la Divina Misericordia
La Novena de la Misericordia Divina es una poderosa devoción que nos sumerge en la misericordia infinita de Dios. En el cuarto día de esta novena Divina Misericordia, nos encontramos con una oportunidad para experimentar la sanación interior y fortaleza espiritual que proviene de la misericordia divina. Es un día para abrir nuestros corazones y recibir la gracia sanadora de Dios.
En el cuarto día de la Novena Divina Misericordia, somos invitados a reflexionar sobre la sanación interior que proviene de la misericordia de Dios. La misericordia divina tiene el poder de sanar nuestras heridas emocionales y espirituales más profundas. Cuando nos acercamos a Dios con un corazón arrepentido y confiamos en su misericordia, experimentamos una renovación interior que nos libera de la carga del pecado y del sufrimiento.