El Acostamiento del Niño Dios es una tradición religiosa y cultural que tiene sus raíces en la celebración cristiana de la Navidad. Consiste en acostar al Niño Jesús en el pesebre o en el nacimiento la noche del 24 de diciembre, simbolizando su llegada al mundo y su descanso después del nacimiento.
Esta tradición promueve la unidad familiar, ya que es común que las familias se reúnan alrededor del nacimiento para realizar esta ceremonia juntos. Además, el Acostamiento del Niño Dios fomenta la reflexión sobre el verdadero significado de la Navidad y el amor de Dios manifestado a través del nacimiento de Jesús.
Antes de la cena de Navidad (Noche Buena después de la misa de gallo), con el Niño Dios en brazos, la familia e invitados delante del Nacimiento (el Belén o Pesebre) encendemos una vela blanca.
Hoy es Navidad, hace más de 2000 años nació el Señor Jesús trayéndonos la esperanza de una vida nueva y la fuerza para construir un mundo más fraterno, vamos a hacer nuestras las palabras del Evangelio para recordar ese gran día en Nacimiento de Jesús, Nuestro Salvador.
Según San Lucas, un rey poderoso César Augusto quería saber cuánta gente había en sus dominios y dijo: “todos deben ir a su ciudad a inscribirse”. José y María fueron de Nazaret a Belén, la ciudad de David. José y María no encontraron hospedaje en Belén, de puerta en puerta fueron tocando, pero todos movían la cabeza y decían: “no hay sitio para ustedes”. Al final de su caminata, encontraron un establo y cuando estaban allí, sucedió algo grande, Jesús, El Salvador nació. María, su madre, lo envolvió en pañales y lo acostó en el pesebre. ¡Gloria a Dios en las alturas!
Los pastores se dijeron unos a otros: ¡vamos a Belén, a ver al nuevo Rey que ha nacido! Fueron corriendo al portal y encontraron a Jesús con María y José, los pastores, al ver a Jesús, entendieron las palabras del Ángel y postrándose, adoraron al Niño. ¡Gloria a Dios en las alturas!
Los pastores volvieron a los montes cantando y dando gracias por todas las cosas maravillosas que habían oído y visto. ¡Gloria a Dios en las alturas!
Después, según el Evangelio de San Mateo, llegaron los Reyes Magos. En el tiempo en que nació Jesús, era Herodes rey de Jerusalén, a él los Magos le dijeron: hemos venido a adorar al nuevo rey, vimos la estrella brillar en Oriente dónde ha nacido el Rey de los judíos. Herodes llamó a los sabios de su corte y dijo: denme contestación a esa pregunta. Los sabios dijeron: está escrito por los profetas el Niño nacerá en Belén. Entonces, se puso furioso porque quería ser el único rey de la tierra y dijo los Magos: vayan, y cuando lo encuentren, vengan a avisarme para que yo también vaya y le adore. Los Magos siguieron el camino que les indicaba la estrella. ¡Gloria a Dios en las alturas!
Llegaron al portal entraron y vieron al Niño, se postraron y lo adoraron. ¡Gloria a Dios en las alturas!
Ofrecieron regalos oro incienso y mirra. ¡Gloria a Dios en las alturas!
Cuando dormían, Dios les habló en sueños: regresen por otro camino, no avisen a Herodes porque él quiere matar al Niño Jesús. Los Magos se fueron para sus países amando y alabando a Dios. ¡Gloria a Dios en las alturas!
Oración
Señor, gracias por llenarnos de tu alegría y tu paz, permite que la conservemos siempre y que podamos comunicarla a los que nos rodean, por Jesucristo Nuestro Señor por quien concedes al mundo todos los bienes. Amén
¡Aleluya, aleluya, aleluya!
Promesas
El Acostamiento del Niño Dios también lleva consigo promesas y deseos para el nuevo año. Al acostar al Niño Jesús y hacerle peticiones, él escuchará y bendecirá a quienes le ofrecen sus oraciones y deseos. Estas promesas pueden estar relacionadas con la salud, la prosperidad, la paz o cualquier otro aspecto de la vida.
Origen
El origen de esta tradición se encuentra en la historia bíblica del nacimiento de Jesús en Belén, donde fue colocado en un pesebre después de su nacimiento. Según la narrativa cristiana, el Niño Jesús es considerado como el Hijo de Dios y el Salvador del mundo. El Acostamiento del Niño Dios se inspira en este relato bíblico y busca recrear simbólicamente el momento en que Jesús fue acostado en el pesebre.
Tradición Sagrada: Acostamiento del niño Dios
El Acostamiento del Niño Dios, una práctica arraigada en la fe cristiana, nos invita a detenernos, reflexionar y reconectar con el verdadero significado de la temporada festiva. Más que una simple costumbre, es un acto simbólico cargado de significado que trae consigo promesas de bendiciones y unión familiar.
El Acostamiento del Niño Dios es una ceremonia que nos permite revivir el misterio del nacimiento de Jesús en Belén. Al colocar al Niño Jesús en el pesebre, simbolizamos su llegada al mundo y su descanso después del parto. Esta práctica sagrada renueva nuestra fe y nos recuerda la importancia del amor y la humildad, valores fundamentales en la enseñanza de Jesús. Al acostar al Niño Dios, nos sumergimos en una atmósfera de espiritualidad y nos conectamos con lo divino, fortaleciendo nuestra relación con la fe.
Más allá de su poder simbólico, el Acostamiento del Niño Dios también nos ofrece la oportunidad de hacer peticiones y recibir bendiciones. Se cree que al acostar al Niño Jesús y expresar nuestros deseos más profundos, Él nos escucha y derrama su gracia sobre nosotros.
Estas promesas pueden incluir salud, prosperidad, paz y felicidad en el año que comienza. El acto de confiar en el Niño Dios nos llena de esperanza y nos invita a abrir nuestros corazones a la abundancia divina.
Esta práctica nos conecta con el verdadero espíritu de la Navidad y fortalece los lazos familiares. Al acostar al Niño Jesús, nos abrimos a las promesas de bendiciones y encontramos consuelo y esperanza en la presencia divina. Que esta tradición perdure en nuestros corazones y nos guíe hacia un futuro lleno de amor, paz y felicidad.