La ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París pretendía ser un monumento a la “unidad en la diversidad”, sin embargo se quedó en un burdo alegato LGTB y woke. Ahora bien, si jugamos de verdad al juego de la diversidad y la inclusividad, hay que reconocer que la ceremonia de París habrá sido percibida como un insulto en muchísimos países y culturas del planeta.
No hay más que pensar en lo que han podido sentir los ciudadanos de tantos países africanos y asiáticos, además de otras muchas personas de todo el mundo, que no conectan con una estética muy similar a la de las fiestas del Orgullo Gay. Por esta razón, no parece que los Juegos Olímpicos busquen respetar al que piensa diferente, sino más bien imponer determinadas convicciones occidentales a todo el mundo.
Parece que el Comité Olímpico y el gobierno francés han querido apoyar a la cultura LGBT y…
Autor: Javier García Herrería
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