Nos acercamos al final del Sínodo de la Sinodalidad, ese gran proyecto que supuestamente iba a revolucionar la Iglesia, pero que a estas alturas ha dejado a muchos con cara de incredulidad.
¿Qué ha quedado de todo el ruido mediático? Pues eso, mucho ruido y pocas nueces. Nadie escucha, nadie se interesa. Y parece que, cada vez más, los católicos de verdad —esos que van a misa y tienen un compromiso real con su fe— se sienten distanciados de lo que sale de Roma. ¿Y ahora qué?
Ah, pero Francisco no es tonto. Sabe que la cuerda está tensa y que la desconexión con una parte significativa de su rebaño es evidente. Así que, ¿qué mejor manera de recuperar el favor de los fieles que echar mano de una vieja fórmula? Nada menos que una encíclica de corte tradicional. Porque claro, cuando las cosas se tuercen, siempre está la posibilidad de encandilar a los católicos que…
Autor: Jaime Gurpegui
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Ex ateos que comprobaron que Dios, tiene un plan perfecto para cada uno de nosotros
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Comulgar en la boca en época de pandemia
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