La muerte siempre llega en mal momento. Siempre nos sorprende de modo inesperado, nos duele. Y más cuando se trata de un familiar muy querido, de un padre o una madre, de un hijo. Más duro aún es la muerte del hijo que no ha llegado al momento del alumbramiento, a eso que llamamos “nacimiento”. Tras unos meses de embarazo, a veces la vida termina, y termina antes de lo esperado. O termina a las pocas horas, a los pocos días del alumbramiento.
Es una situación dura, y con frecuencia poco conocida, lo que la endurece aún más. Y con el nivel actual de la ciencia, es un hecho que muchas veces se prevé y se conoce durante el embarazo. En estos casos, las ecografías, las distintas pruebas, preanuncian con bastante fiabilidad lo que está por suceder.
Desde hace unos meses esta realidad tiene un poco más de visibilidad jurídica en España. Los bebés nacidos sin vida, y con…
Autor: José F. Vaquero

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