Mi última columna en esta libérrima tribuna de Religión en Libertad se la dediqué al joven carmelita fray Pablo María de la Cruz. Pocos días después, sin apenas tiempo para disfrutar de su recién estrenado noviciado, falleció, eso sí, no sin antes provocar una inmensa ola de profundo anhelo de Dios, que no ha hecho nada más que comenzar. «Al verlo me dan ganas de no pecar más», llegaron a decir en su funeral. ¿No es —a provocar eso mismo— a lo que estamos llamados todos los cristianos? Claro que sí… y ya nos gustaría a muchos marcharnos como tú, querido Pablo.
Tras la noticia de su fallecimiento pude volver a ver en YouTube su profesión como carmelita. En un momento de la celebración, uno de los frailes que intervino reveló cuáles eran los tres deseos de Pablo para sus votos. La conversión de los jóvenes, la unidad de la Iglesia y no tenerle miedo a la…
Autor: Juan Cadarso

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