Autor: Ramón Rabre
Santos Patermucio, Copretes, y Alejandro, mártires. 9 de julio.
Para entender esta leyenda, hay que dividirla en dos, pues ella misma se divide de manera abrupta y sin un lazo entre ellas.
Parte I.
Imperando Juliano «el apóstata», vivían en Egipto dos ermitaños llamados Patermucio y Copretes. Copretes, que era el más joven, dijo al anciano Patermucio: «Padre, que significa la frase de San Pablo, en su epístola a los Romanos, ‘Hubo un tiempo en que no había Ley, y yo vivía. Pero llegó el precepto, dio vida al pecado, y yo morí. Así, pues, el precepto que había sido dado para la vida me trajo la muerte’» (Rom 7, 910). Patermucio le respondió, «San Pablo no habla de sí mismo, porque él era un hebreo hijo de hebreos, y nunca vivió fuera de la ley. Él habla de la persona de Adán. Porque Dios hizo a Adán, y lo colocó en el paraíso, y Adán vivía entonces sin la ley. Pero cuando llegó la…