San Máximo obispo de Jerusalén, un emperador lo volvió tuerto y cojo, luego fue gran confesor


Un día, engañado por arrianos participó de una condena al gran San Atanasio. Luego reparó con creces la falta.

Maximus Confessor

Redacción (05/05/2024, Gaudium Press) Hoy la Iglesia conmemora, entre otros santos, a San Máximo, obispo de Jerusalén.

Máximo, cuyo nombre original era Maximionas, fue condenado bajo la persecución del César Maximino Daya, que era emperador de Oriente, a trabajos forzados en una mina en el año 306, no sin antes haberle sido arrancado un ojo y quemado uno de sus pies con hierros candentes. Así vivió tuerto y cojo hasta el fin de sus días.

Pero Máximo pudo escapar de donde lo tenían recluido.

Tiempo después un obispo santo, San Macario de Jerusalén, lo hace obispo de una sede que estaba ocupada por un arriano, aquellos que negaban la divinidad de Jesucristo. Y como no podía ejercer su ministerio ahí, en Dióspolis, San Macario lo hace su coadjutor, con…

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Autor: Saúl Castiblanco

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