El Kirchensteuer, el impuesto religioso que tienen que pagar todos los creyentes en Alemania, hace de la Iglesia en ese país una de las más ricas del orbe católico. Y está contribuyendo a hacer irreversible el cisma, denuncia en LifeSiteNews el sacerdote alemán Joachim Heimerl.
En Alemania no existe la X que financia la Iglesia en España, o el 8 por Mil italiano, ambos sistemas fiscales totalmente voluntarios. En Alemania, si uno se declara católico o luterano, el Fisco se encargará de cobrarle de sus ingresos todos una proporción fija, lo quiera o no. La única manera de escapar a ese gravamen es apostatando. Y ese sistema ha creado, al mismo tiempo, una iglesia extraordinariamente rica e incentivos perversos: para dejar la Iglesia, en el caso del fiel contribuyente, y para adaptar el ‘producto’ a los gustos del ‘cliente’, en el caso de la jerarquía católica.
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Autor: Carlos Esteban
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