Autor: Pablo J. Ginés
Dublín acogió el pasado fin de semana, el primero de julio, una gran Marcha por la Vida (Rally for Life) que celebraba el fin de la doctrina Roe vs. Wade en EEUU y denunciaba los engaños de la cultura abortista en Irlanda.
Irlanda es un país especial porque, al contrario que casi todos los demás, allí no fueron los tribunales ni parlamentos los que legalizaron el aborto, sino un referéndum popular, y en fecha reciente: en 2018. De los que acudieron a las urnas, un 66% votó a favor de eliminar la Octava Enmienda que reconocía “el derecho a la vida de los no nacidos y, atendiendo al derecho a la vida de la madre, garantiza que la ley abogue por el respeto, y siempre que sea posible, deberá defender y justificar ese derecho”. En Dublín el sí al aborto superó el 70%. Sólo en el condado de Donegal ganó el voto provida.
En aquella campaña, el Taoiseach [jefe de gobierno] Leo Varadkar,…