Autor: Javier Garisoain
Se habla estos días, por enésima vez, de la abolición del llamado oficio más antiguo del mundo. Y resulta curioso ver cómo hay un punto en el que parecen encontrarse los santones abstemios del progresismo con los moralistas más clásicos. Es curioso porque coinciden en los medios, no en el fin. Parecen en cualquier caso muy valientes y muy dignos los señores diputados cuando reprueban la prostitución. ¿Pero se atreverán algún día con la pornografía?
Pocas son las civilizaciones que han conseguido eliminar la prostitución. Ni San Luis ni San Fernando lo consiguieron en sus reinos. Pero con ser dañina, el porno es mucho peor. Es aparentemente mas suave, menos escandaloso, y sin embargo es más inhumano, a la larga más destructivo. Al menos estamos de acuerdo en castigar la pornografía infantil, que es el porno hecho con niños para consumo de adultos. ¿Pero qué pasa con la pornografía…