Hay una escena recurrente –de novela y de cine– que me encanta. Se cruzan por un bosque dos caballeros andantes o dos vaqueros, se saludan, comen juntos y se cuentan sus cuitas; pero luego cada uno sigue su camino porque son distintas las aventuras que les están destinadas. Son tantas las causas justas, que no todos podemos pelearlas todas, entre otras cosas porque cada una merece todo nuestro esfuerzo.
Autor: Enrique García-Máiquez
El mundo necesita discípulos católicos contraculturales
¿Qué hay de ti y de mí? ¿Has muerto al pecado? ¿Vives para Dios? ¿Persigues la santidad? ¿Estás rezando íntimamente todos los días? ¿Proclamas el Evangelio? Estas son algunas de…
¿Cómo rezar cuándo nos abruma las preocupaciones?
Las emociones que acompañan a las crisis son a menudo descritas como una sensación similar a olas gigantes rompiendo tú alrededor. Por eso, en sus Ejercicios Espirituales, San Ignacio de Loyola proporcionaba el…
La Nueva Era, una secta de cuidado
El reiki y la Nueva Era (New Age), se han extendido cada vez más por la sociedad buscando el bienestar físico y mental que producen. Conoce todos los detalles y…