Autor: Pablo J. Ginés
Este domingo 7 de mayo es el Domingo del Buen Pastor y se celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y la Jornada de Vocaciones Nativas.
Para ayudar a suscitar vocaciones se ha lanzado la web de testimonios breves www.paraquiensoy.com . Son historias de jóvenes que cuentan cómo se sintieron llamados o inspirados a entregarse con más generosidad a Dios y a los hermanos. Hay seminaristas, religiosos, matrimonios misioneros…
En el contexto de esta Jornada por las Vocaciones, numerosas diócesis y congregaciones misioneras celebran vigilas y encuentros de oración por las vocaciones y de animación vocacional. El domingo, día de las Jornadas, la Eucaristía que presidirá el cardenal Carlos Osoro, a las 10:30h en el Colegio de Nuestra Señora del Recuerdo, en Madrid, será retransmitida por La 2 de Televisión Española.
De fondo, hay un objetivo: animar a los jóvenes a pensar en lo que Dios les pide y a responder con generosidad y alegría.
Las entidades misioneras en concreto recuerdan la Jornada de Vocaciones Nativas, vocaciones que Obras Misionales Pontificias apoya con su Obra de San Pedro Apóstol. Esos donativos ayudan a los seminaristas y novicios de los 1.117 territorios de misión, que suelen tener numerosas vocaciones pero pocos recursos para apoyarlas.
Esta obra apoya a más de 76.000 seminaristas y 2.000 formadores en los territorios de misión, y la formación de más de 6.700 novicios y novicias del mundo en su primer año académico.
El ejemplo de una diócesis de Zimbabue
Un ejemplo de las necesidades vocacionales en países de misión lo cuenta el zaragozano, José Alberto Serrano, que ha pasado 52 años en misiones y es obispo emérito de Hwange, en Zimbabwe. Su sucesor es una vocación local, y eso le llena de alegría.
Cuando los misioneros españoles llegaron a Hwange, no había ninguna vocación nativa, todos eran españoles. Hoy hay cerca de 100 hermanas africanas en la congregación de las Hijas del Calvario, y más de 80 sacerdotes diocesanos nativos.
La hermana Justina Banda es una de esas religiosas del país inspirada por las misioneras españolas de las Misioneras Hijas del Calvario. Desde muy pequeña, Justina veía con admiración lo que las monjas hacían: visitaban las comunidades, atendían a bebés, a gente que moría de hambre y de enfermedades… “El Espíritu Santo me movió para decir: mira, si esta gente que ha venido de lejos está aquí ayudando a nuestro pueblo, a mí también me gustaría ayudar a mi gente y evangelizar”.
Su decisión no fue bien acogida por su padre, que iba a perder la dote si ella no se casaba. Finalmente, su madre acabó apoyándola y pudo formarse como Misionera Hija del Calvario. Su carisma: estar en los calvarios del mundo, trabajar con los pobres, con los que tienen sida, los huérfanos… “Como las monjas dejaron estas huellas, yo estoy siguiendo estas huellas”.
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