Detrás de la iconoclasia hay siempre odio a la Belleza: un odio a veces incendiado de codicia, a veces disfrazado de coartadas ideológicas, incluso filantrópicas, estéticas o religiosas; pero odio siempre, a fin de cuentas. La iconoclasia es, tristemente, un rasgo constitutivo de la historia humana: allá donde los hombres han estado, han dejado testimonio de su paso por la tierra creando arte, pero también destruyéndolo. Y quizá no haya expresión más nítida del carácter contradictorio de nuestra naturaleza que esta doble pulsión creadora y destructiva, que es apetencia de luz y de tinieblas, amor y odio a la Belleza amalgamados de manera misteriosamente indisoluble.
Alguien podría elaborar una historia del arte que atendiese a la periódica ansia iconoclasta que acomete a las comunidades humanas, no sólo a las más atrasadas o bárbaras, sino también a las más…
Autor: Juan Manuel de Prada
Cómo afirmar la veracidad de los evangelios
Hay una técnica muy utilizada por los detectives para encontrar información que les ayude a armar el cuadro completo de una escena, es el Soporte Involuntario entre Testigos. Esta técnica…
Los beneficios de la oración
“Más que nada, la oración te permite echar un vistazo a tu interior y alinearlo con el corazón de Dios. La oración no es un monólogo en el cual nos…
5 maneras de oír lo que Dios te está diciendo
Dios siempre nos habla en diferentes momentos y de diferentes maneras. Esa es la premisa básica del libro Discernimiento del difunto Henri Nouwen, sacerdote católico romano, autor de 39 libros y…