Autor: José María Carrera
Eran las 11:00 de la mañana del 9 de agosto de 1945 cuando el bombardero Bockscar arrojó sobre Nakasaki a Fat Man, una bomba de 3 metros de largo, más de 4 toneladas de peso y con un poder de destrucción equivalente a 22.000 toneladas de explosivos convencionales. Fat Man no dejo ni las cenizas de unas 72.000 personas.
La de Nagasaki era, como en Hiroshima, una población civil, desmilitarizada y que conformaba una de las mayores comunidades católicas de Japón para la que todo cambio en segundos.
Fue el caso del radiólogo Takashi Nagai y su esposa Midori, separados aquella noche por algunos cientos de metros. Tras estallar la bomba, el panorama fue desolador. Ella murió pulverizada en el acto, agarrada a su rosario. Él fue lanzado a varios metros de distancia. La luz del sol se oscureció, y cuando se disipó la polvareda, conocidos adultos y niños de Nagai se vieron a sí mismos…
Continuar leyendo en: www.religionenlibertad.com
Misericordia de Dios: Nunca se cansa de perdonarnos
La misericordia de Dios se manifiesta de diversas formas, ya sea a través del apoyo y la consolación de otras personas, del sacramento de la confesión que nos permite liberarnos…
Los beneficios de la oración
“Más que nada, la oración te permite echar un vistazo a tu interior y alinearlo con el corazón de Dios. La oración no es un monólogo en el cual nos…
¿Sabes lo que sucede durante la celebración de la misa?
Te presentamos una selección de videos y contenido para que puedas conocer qué pasa mientras asistimos a misa, las cosas que suceden y que no podemos ver con nuestros ojos, pero que no por… seguir leyendo