Ana María Cabo Paredes es una misionera valenciana en Cuba desde hace 16 años. Los católicos y los misioneros, dice, «tratamos de llevar la luz y la alegría de la fe a un pueblo donde la desesperanza es muy fuerte«.
Esta religiosa tiene 73 años y lleva 45 en las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús. Explica el contexto de la sociedad cubana tras más de 60 años de régimen comunista y restricciones fuertes a la libertad religiosa. Es, dice, «una sociedad en la que la trascendencia se ha negado durante muchos años».
A menudo, la mera presencia de los misioneros ya es evangelizadora. «Muchas veces me preguntan: ‘¿y tú por qué estás aquí, si tú tienes de todo en tu país?’, y aunque no conocen muchas cosas de la Iglesia, sí saben que estás allí con ellos, que estás contenta, que tienes esperanza», detalla en Archivalencia.org.
En la grisura y tristeza…
Autor: ReL
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