El sábado 10 de agosto, los fieles que asistieron a la Parroquia San Joaquín en Bogotá presenciaron un evento que muchos describen como un milagro, liderado por el padre Juvel Zuluaga Agustino.
Durante una jornada de oración con la exposición del Santísimo al momento en que el sacerdote entró con el Santísimo para colocarlo en el altar, los fieles notaron un fenómeno inusual: la Hostia, ubicada en el centro de la custodia, parecía latir intensamente.
Este acontecimiento sorprendió tanto al sacerdote como a los asistentes. Mientras el padre Juvel sostenía el Santísimo en sus manos, una mujer comenzó a orar con voz temblorosa, diciendo: «Alabado seas, nuestro Señor. Ten misericordia, Señor. Perdónanos, Señor. Postrados de rodillas, te damos gracias porque estás aquí presente. Bendito seas, alabado seas, toda la gloria siempre para ti». Sus palabras reflejaban la…
Autor: redaccioninfovaticana
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