Tenía yo una tía a la que quería y admiraba mucho. Se llamaba Totora Fernández-España, una gran escritora. Le encantaba mezclar gente, lo consideraba muy enriquecedor para todos y esto era algo que yo admiraba mucho. El resultado era que cuando te invitaba a su casa, nunca sabías con quién te podrías encontrar a tu derecha o a tu izquierda, pero lo que sí sabías era que fuera quien fuera seguro que algo aprendías.
Pues bien, mucho aprendí yo de mi tía Totora, y así se me ocurrió invitar a merendar a mi casa a dos personajes tan antagónicos como José y Herodes. Y, contra todo pronóstico, ambos aceptaron mi invitación. José me dijo que vendría solo pues María había ido unos días a visitar a su prima Isabel. Sonó el timbre y mi esposo fue a abrir la puerta, era José que llegaba puntual. Yo nunca había estado con él en persona, aunque había oído hablar…
Autor: La tierra Prometida
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