Las preguntas que merecen la pena son aquellas que no tienen fácil respuesta. Mis hijos han cogido la costumbre de hacerme preguntas teológicas en misa, donde, a la complejidad intelectual, se suma la circunstancial. No es lugar para quaestiones quodlibetales. Yo, como un fideísta, tengo que decir: «¡Chist!» y poner las manitas en forma de oración, para que callen y recen.
El domingo pasado Enrique (11) preguntó en mitad de una homilía que versaba sobre algo del medio ambiente que por qué Dios quería más a los hombres que a los ángeles, siendo estos más buenos, más bellos y más perfectos. Gran pregunta, sí, pero «¡chist!».
La respuesta fácil -para después- era tirar del comodín del infinito. Si el amor de Dios no conoce límites, lo mismo ama al arcángel que al pillastre de la esquina. Matemáticamente, es así, claro; pero esa respuesta era salirme por la tangente, porque en la…
Autor: Enrique García-Máiquez

Continuar leyendo en: www.religionenlibertad.com
Los 12 pasos que nos llevan a la esclavitud del orgullo, según San Bernardo
El orgullo es un pecado que puede manifestarse de diversas formas y llevarnos por un camino de autodestrucción espiritual. Continúa leyendo este artñiculo para conocer cuales son los pasos que…
La Nueva Era, una secta de cuidado
El reiki y la Nueva Era (New Age), se han extendido cada vez más por la sociedad buscando el bienestar físico y mental que producen. Conoce todos los detalles y…
Milagros Eucarísticos de los últimos años
Probar la existencia de un milagro como tal puede ser una ardua labor que ha asumido la ciencia a fin de darnos respuestas. Uno de los milagros eucarísticos que más evidenciamos…..



















