Llegan noticias del éxito de una famosa cantante de vida pública degenerada, quien recientemente dio un «concierto» en Río de Janeiro frente a una enorme multitud entusiasmada. También se ha celebrado en estos días un famoso festival de canciones con representantes «oficiales» de toda Europa y de más allá, en el que abundaron letras, vestuarios y gestos depravados y repugnantes para cualquier persona honesta, todavía no muy «trabajada» por los grandes medios de comunicación. Los espectadores del espectáculo se cuentan por millones.
El 4 de mayo, Madonna ofreció un concierto en la playa de Copacabana ante un millón y medio de personas.
Podemos suponer que entre los millones de personas que han disfrutado de estos eventos hay muchas que están bautizadas, han recibido al menos cierta formación católica y todavía se sienten afiliados a la Iglesia.
Esto da ocasión…
Autor: Jorge Piñol, ICR
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